lunes, 12 de octubre de 2015

ALFONSO BREZMES, "DON DE LENGUAS "

Si Babel es el lugar de la confusión, donde perdemos el sentido de las palabras y dejamos de comprender, el poeta es aquel capaz de recuperarlo. Y ese "Don de lenguas " lo  tiene  Alfonso Brezmes, que escribe reparando las fracturas de los significados rotos, que vuelve a unir las descoyuntadas articulaciones de la lengua en el cubo de Rubik del ser y del no ser, que acierta a descubrir el mecanismo interno donde la mente se une con el mundo, el yo con el otro:
"Cada silencio
una puerta.
Cada palabra
una invocación.
Cada poema
un túnel. "

El lenguaje es ese "tablón donde agarrarse /en medio del naufragio " porque "Urge poner coto a lo inefable /o éste irá cercando nuestras casas ". El poeta, consciente de los límites que no nos permiten la revelación real de los significados, se busca en el otro. Y al no poder fundirse con el otro busca encontrarse con él en el poema. Lo erótico y lo poético son complementarios en "Don de lenguas ". Pero también otros lenguajes, borgianos, matemáticos, metafísicos y lúdicos, se integran en el libro. Un libro que tiene vida propia : "aguardo a que alguien /descuidadamente me coja /-soy pequeño y rojizo, apenas cubro unas manos -/para saltar a su cuello,/y comerme su lengua. .."

Brezmes tiene el "Don de lenguas " porque no abandona su lenguaje en el caos de la palabrería. Cada palabra en este libro recupera e incluso multiplica su valor, en una retórica de la condensación y concisión, donde los tropos y figuras literarias no son falsos decorados sino que forman parte del cuerpo del poema.

En la primera parte del libro, "Lenguas vivas " predomina el tema erótico, visto como un modo de deshacerse para volver a hacerse, un traspasar los límites, morir y resucitar en otro ser . En la segunda parte, "Lenguas muertas ", el amor se convierte en ausencia: "El corazón no sabe que escribe con la lengua /que hablaban en tu piel sus mariposas muertas ". Pero hay también otros temas, como la búsqueda de la transparencia, recordando a Juan Ramón Jiménez, en el revelador poema "Don de la claridad ", en el que Brezmes responde a Claudio Rodríguez, o el tema de la búsqueda del lector y la unión con él, en la línea de Barthes o Bataille.
La tercera parte, "Ejercicios de lengua ", poetiza sobre la propia poesía . La mirada del poeta es unas veces irónica, otras nostálgica, otras anhelante. Brezmes es un hijo de los espejos que aterrorizaron a Borges, pero él  es capaz de acariciarlos y de jugar con ellos. Un hijo sonriente de Borges que une a lo metafísico lo erótico y lo lúdico.
Su claridad viene de dentro.

María José Vidal Prado